Gayo Salustio Crispo (en latín Gaius
Sallustius Crispus), más conocido como Salustio nació el 1 de octubre en el 86 a.C., en
Amiternum, y murió el 13 de mayo en el 34 a.C., en Roma (hace 2046 años).
Salustio perteneció a una familia plebeya, tuvo una infancia
y juventud enfermizas. En el año 55 a.C. ganó las elecciones a cuestor y fue
elegido tribuno de la plebe en el 52 a.C. Salustio se oponía a la vieja aristocracia romana.
Desde el principio fue un firme
partidario de César, al cual debía
parte de su ascenso político. En el 50 a.C. fue expulsado del Senado bajo la acusación
de inmoralidad grave, aunque la verdadera razón era su amistad con César. Durante el siguiente año, gracias
a la influencia de César, fue reinstaurado en el Senado.
Durante el año 46 a.C. ejerció el
cargo de pretor, acompañando a César en su campaña en África que terminó con la
derrota efectiva del resto de los partidarios de Pompeyo en Tapso. Como recompensa, fue nombrado gobernador de la
provincia África Nova, puesto en el
que fue culpable de un estado de opresión y extorsión, por lo que solo la
influencia de César le permitió eludir una condena.
Salustio entonces se retiró de la vida
pública para dedicarse por completo a la literatura histórica, convirtiéndose
en un gran historiador al mismo nivel del griego Tucídides.
La Conjuración de Catilina fue su primer trabajo publicado y uno de los más
importantes. Contiene la memorable historia del año 63 a.C. Salustio adopta el
punto de vista aceptado de Catilina, describiéndole como un enemigo deliberado
de la ley, el orden y la moralidad y no ofrece una explicación comprensiva de
sus motivos e intenciones. Al escribir la conjuración de Catilina, el tono
y el estilo de Salustio muestran su
preocupación por el declive de la moral romana. Al tiempo que vierte sus
invectivas contra el carácter depravado y los viciosos actos de Catilina.
Salustio impulsó una nueva línea
literaria, acometió la tarea de explicar las conexiones y el significado de los
acontecimientos, siendo además un buen descriptor de personajes. El contraste
entre su juventud y el tono altamente moral de sus escritos se usó como motivo
de reproches hacia su figura. Salustio también relató acontecimientos vividos en primera persona, por lo que ser
imparcial le resultaba una tarea más complicada. Su conocimiento de sus
antiguas debilidades le llevaron a adoptar un punto de vista pesimista sobre la
moralidad de sus compatriotas, y por lo tanto, a juzgarles
severamente. Su modelo siempre fue Tucídides, a quien imitaba en sus sentencias e imparcialidad,
en la introducción de las reflexiones filosóficas y discursos, y en la brevedad
de su estilo que algunas veces bordeaba la oscuridad.
Trabajo realizado por
Natalia Rodríguez González,
alumna de 3º ESO A.
IES LUIS COBIELLA CUEVAS
SANTA CRUZ DE LA PALMA.
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