La batalla del Hidaspes fue una batalla librada por Alejandro Magno el año 326 a. C. contra
Poros, el rey de Paura, un reino
indio, cerca del río Hidaspes, tributario del río Indo.
La batalla tuvo lugar en el margen oriental del río, cerca de Bhera, Pakistán. Esta
fue la última gran batalla campal librada por Alejandro: aunque
victorioso, su ejército, exhausto, se amotinó, negándose a avanzar hacia el
interior de la India. Fue la primera vez en años, desde la batalla de
Gaugamela, que el ejército de Alejandro se enfrentó a elefantes de guerra. El
rey Poros y sus hombres presentaron una resistencia tan fiera contra el invasor
macedonio, que se ganaron el respeto y la admiración del propio Alejandro.
Pintura de Charles Le Brun mostrando a Alejandro y Poro durante la
batalla del Hidaspes
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Poros, que había llegado antes a su orilla del río, se situó frente al
ejército de Alejandro y se preparó
para rechazar cualquier intento de cruce. La corriente era fuerte debido a las
lluvias monzónicas, y el cauce profundo, por lo que cualquier intento de cruzar
por la fuerza provocaría enormes bajas. Consciente de ello, Alejandro se esforzó por encontrar un
vado alternativo, y pasó las dos semanas siguientes desplazando a sus tropas
arriba y abajo por la orilla, con el ejército de Poros siguiéndole sin perderle nunca de vista.
Los elefantes de Poros
suponían un grave problema para Alejandro.
El éxito del macedonio en sus batallas se debía mayormente a su habilidad para
crear huecos en las líneas enemigas a través de los que poder cargar con los hetairoi; esa fue la táctica que le ganó las
aplastantes victorias de Issos y Gaugamela. Sin embargo, los elefantes sembraban el
pánico en los caballos. El simple olor de los paquidermos los volvía totalmente
ingobernables. Y Poros había
desplegado a sus elefantes formando una línea compacta enfrente de su
infantería, con la caballería dividida por igual en ambos flancos. Cargar
contra la infantería en esas condiciones era imposible para la caballería macedonia, ya que la línea de elefantes era, a todos los efectos, tan impenetrable
para ella como un muro de piedra.
El ala derecha india se mezcló en su huida con la línea de elefantes, provocando un enorme caos en sus propias filas. Ese fue el momento en que Alejandro ordenó a la falange iniciar su avance. Hasta el momento había logrado aplastar a la caballería india mientras al mismo tiempo mantenía la propia lejos de los dañinos elefantes. La infantería macedonia, libre de la amenaza de la caballería enemiga, resistió una carga de los elefantes y logró ponerlos en fuga, aunque a costa de muchas bajas. En su huida, los animales aplastaban indiscriminadamente tanto a amigos como a enemigos, aumentando la confusión y facilitando el avance de la falange que les pisaba los talones. Crátero había iniciado el cruce del río, y aunque la fuerza principal apenas intervino, la batalla acabó con una rendición en masa del ejército indio, totalmente rodeado.
Trabajo realizado por
Irene Suárez Cortés, alumna de 3º ESO A.
IES LUIS COBIELLA CUEVAS
SANTA CRUZ DE LA PALMA.
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