1 de junio de 2012

LA BATALLA DEL GRÁNICO.



La batalla del Gránico fue la primera en la que el rey macedonio Alejandro Magno se enfrentó y derrotó a los persas. La batalla tuvo lugar en el noroeste de la actual Turquía, cerca del emplazamiento de Troya. Allí, un ejército bajo el mando combinado de los sátrapas persas de Asia Menor, que contaba con numerosos mercenarios griegos, fue derrotado por Alejandro.

Batalla del Gránico. Grabado.

Una vez asegurada la situación en Grecia, Alejandro abandona Macedonia con su ejército. El objetivo es continuar los planes de su padre y atacar el Imperio aqueménida. Los persas eran incapaces de ponerse de acuerdo en un único plan. Alejandro optó por un ataque inmediato para exaltar la valentía y confianza de sus tropas y en el proceso intimidar a sus adversarios. Básicamente existían dos cursos de acción a tomar en la estrategia de los sátrapas persas contra el invasor macedónico: un ataque directo y concreto o la retirada con táctica de campo arrasado. La situación se dibujaba complicada para las huestes macedónicas dada la configuración del terreno y en especial el curso del río Gránico que discurría entre ambos ejércitos. El problema principal era como cruzar el curso de agua sin quedar indefensos.

El genio militar de Alejandro queda explayado en la rapidez de la toma de decisión y ejecución de las órdenes. De acuerdo a las fuentes presentes se procedió a tomar por sorpresa a los persas vadeando el río antes del amanecer. Cuando los mandos del ejército persa detectan el cruce del río por los macedonios, es demasiado tarde para formar la caballería persa y contrarrestar el ataque de la caballería de Alejandro. La batalla del Gránico fue aquella en la que Alejandro estuvo más próximo a la muerte. Anunció a los persas que el ejército macedonio era una fuerza a tener en cuenta. Los efectos inmediatos de la batalla fueron la liberación de las ciudades griegas de Jonia y Asia Menor, y se estableció una cabeza de playa para futuras campañas contra el Imperio persa. Posibilitó la captura del botín existente en las fortalezas persas del norte de Asia Menor, aliviando la cadena de suministros. El reaprovisionamiento de la fuerza expedicionaria griega se consolidó.

Al finalizar esta batalla se inicia un cambio en la estrategia de guerra de los dos contendientes. Del lado macedónico, se reconocía la fragilidad de la situación en caso de un levantamiento de las ciudades griegas (en especial de Esparta y Atenas) apoyadas por el oro persa como había ocurrido en décadas pasadas en la historia griega. El control marítimo que poseía el imperio persa era indesafiable por la cantidad de navíos y las tripulaciones experimentadas de Fenicia y Siria. Reconociendo esta situación, Alejandro procedió a ejecutar una estrategia de tierra seca, yendo a conquistar las ciudades costeras de  Jonia y Asia Menor, quitándole la posibilidad de reaprovisionamiento a la flota persa, intentado así disminuir su margen de maniobrabilidad.

Por el lado del imperio persa, el liderazgo de Memnón el rodio, queda establecido y consolidado. Experimentado y conocedor de los macedonios, procede a evitar todo choque en batalla campal en tierra a la vez que alista a la flota persa para colocarla en operaciones. Intenta recapturar a las ciudades griegas jonias que se habían unido al libertador macedónico instaurando tiranos locales apoyados por los persas. Esta estrategia de guerra se continuaría por un lapso corto de tiempo, ya que la prematura muerte del comandante persa Memnón durante el asedio de la ciudad de Mitilene en la isla de Lesbos, resultó un retraso de su estrategia, junto a las medidas tomadas por Alejandro Magno, que a la postre llevaría a la próxima gran batalla de Issos antes de producirse la intervención armada en Grecia, donde de todas formas Antipatro controlaba hábilmente la difícil situación.


Trabajo realizado por
Celia Martínez Barreto, alumna de 3º ESO A.
IES LUIS COBIELLA CUEVAS
SANTA CRUZ DE LA PALMA

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