El Edicto de Milán fue
proclamado en el 313 (hace
1699 años) por Constantino y Licinio reunidos en la ciudad que
lleva su nombre. Dicho edicto estaba destinado a terminar con las cacerías y
luchas en contra de los cristianos.
Si bien la religión
cristiana será distinguida de las creencias arrianas a partir del Concilio
de Nicea en el 325, y oficializada por Teodosio I
a través del Edicto de Tesalónica (380), el fin del acosamiento perseguía
la reunificación y fortalecimiento del poder, amenazado por el constante crecimiento
del cristianismo.
Busto de Constantino I.
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Galerio terminó con las
persecuciones infligidas a los cristianos a través del “Edicto de Tolerancia Nicomedia”. Aún así, existía un constante enfrentamiento
entre los dos emperadores cuyo objetivo era unificar el poder del Imperio en
una sola persona. Es así como Licinio había permitido a su milicia
la persecución de cristianos, desobedeciendo el edicto promulgado por Galerio. La finalidad de Licinio
era la de ganar el favor de su ejército. La consecuencia directa fue la conversión
de algunos soldados y la pérdida de la vida de muchos cristianos.
Cuando se establece el
edicto, el Imperio contaba con, aproximadamente, siete millones de habitantes
(sobre cuarenta y cinco, aproximadamente) que profesaban el cristianismo,
sumando a ello, mas de mil sedes religiosas.
Lo acordado en Milán
llega al presente en virtud de las cartas enviadas a los gobernadores provinciales
por Licinio en Oriente. En la primera parte se establece la libertad de religión,
y por ende, el derecho de los cristianos a ejercer esa libertad. Cabe aclarar
que el edicto no es privativo para los cristianos, sino que autoriza a la
libertad de religión dentro del Imperio. En segundo lugar, se les devuelve a
los cristianos sus lugares de reunión y culto, como así también los edificios
confiscados. Desde el punto de vista del cristianismo, la legalización de su
credo proveyó a las iglesias de las mismas ventajas económicas que otras
religiones. De esta manera, el paganismo deja de ser la religión oficial de estado,
contribuyendo a un paulatino fortalecimiento de la Iglesia que comenzó a
expandirse, logrando su máximo poderío a lo largo de toda la Edad Media.
Trabajo realizado por
Jesús Yeray Ramos Arrocha, alumno de
3º ESO B.
IES LUIS COBIELLA CUEVAS
SANTA CRUZ
DE LA PALMA.