14 de marzo de 2012

TRIUNFO DE POMPEYO.

El 12 de marzo del 79 a.C  (hace 2091 años) Sila, tras vencer a los partidarios de Mario, se vio obligado a conceder el triunfo a Pompeyo, que había colaborado de manera muy valiosa a la causa. Fue la primera vez que se concedió este honor a alguien que no había sido ni pretor ni cónsul. A lo largo de su carrera, Pompeyo volvería a alcanzar el triunfo en dos ocasiones más.

Cneo Pompeyo Magno provenía de una rica familia itálica de provincias, y alcanzó por sí mismo el rango de la nobleza romana a través de su exitoso liderazgo en diversas campañas. Gracias a sus éxitos, Pompeyo logró un gran prestigio entre sus tropas, hasta el extremo de que ofrecieron sublevarse contra Sila en su favor. Por esta serie de victorias ininterrumpidas, Pompeyo fue proclamado imperator por sus tropas en el campo de batalla de África. Regresó a Roma ese mismo año, y fue recibido por el pueblo con gran entusiasmo. Fue saludado por Sila como Magnus Grande»). El propio Pompeyo sólo usó este título más tarde en su carrera; es casi seguro que Sila fuera sarcástico, considerando la edad de Pompeyo, y pretendía ponerlo en su sitio. A pesar de su aclamación en el campo, oficialmente era un mero privatus («ciudadano privado») y como tal no estaba calificado para el Cursus honorum.

Cneo Pompeyo, el Grande.
Pompeyo exigió un triunfo por sus victorias africanas, lo que Sila rechazo correctamente, ya que era ciudadano particular; Pompeyo mismo rechazó licenciar a sus legiones y apareció con su exigencia a las puertas de Roma. Pompeyo le recordó a Sila que «es normal que el pueblo prefiera el sol naciente frente al sol que se pone». Sila, exasperado, se rindió. Sin embargo, Sila tuvo primero su propio triunfo, luego permitió a Metelo Pío que tuviera su triunfo, relegando a Pompeyo al tercer lugar en una rápida sucesión de triunfos. Ese día, Pompeyo intentó eclipsar a sus mayores en un carro triunfal llevado por un elefante, representando sus exóticas conquistas africanas pero el elefante no podía pasar por la puerta de la ciudad. Se necesitó un rápido replanteamiento, para gran embarazo de Pompeyo y entretenimiento de los presentes.

Cuando Sila murió, en el 78 a. C., fue Pompeyo quien llevó su cuerpo a Roma y presidió su funeral. El Senado, entregó a Pompeyo el mando del ejército, con el que reprimió la revuelta del excónsul Lépido (a quien él en principio había apoyado como cónsul, en contra de los deseos de Sila) a las puertas de Roma. Tras esto el general sitió y rindió la ciudad de Mutina, donde se habían refugiado los partidarios de Lépido.
   
Para los historiadores de su propia época, así como de posteriores períodos romanos, la vida de Pompeyo era simplemente demasiado buena para ser verdad. No existía otro modelo más satisfactorio de un gran hombre que logró unos triunfos extraordinarios a través de sus propios esfuerzos, y aun así cayó del poder y fue al final, asesinado a traición.

Trabajo realizado por
Selena Rodríguez Fernández, alumna de 3º ESO A.
IES LUIS COBIELLA CUEVAS
SANTA CRUZ DE LA PALMA.

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